Colegio de La Asunción, León, Nicaragua
Tengo el honor de publicar en mi muro esta pequeña reseña sobre la Dra.
Alma América Acuña de Isaba, quien fue maestra mía hace más de medio
siglo, pero a quien todavía recuerdo con gran admiración.
El Colegio de la Asunción era, en León de Nicaragua, una
institución privada muy seria dedicada a la formación moral y académica de niñas exclusivamente.
Regentado por religiosas católicas, las monjas —unas más y otras menos—, aunque bondadosas de corazón, favorecían el ambiente solemne y
austero. Esperanza y Marinita sus eficientes asistentes, seguían esa misma línea
de seriedad y distancia, según yo recuerdo. Y ni que decir de la Eunice que te
paraba en seco con una sola retorcida de ojos.
Sin embargo, algunas maestras lograban evadir el férreo
régimen. La Carlotita Castellón, era superaccesible y cariñosa; todo el mundo
disfrutaba su asignatura, tanto, que la hora de clase se nos iba en un suspiro.
Pero lo máximo para la muchachada fue cuando aparecieron
en la vida colegial de las alumnas de primaria dos maestras jóvenes,
verdades flores juveniles, la Nelly
Pineda Castellón, de quien voy a hablarles en una publicación aparte, y, Alma
América Acuña Barrera a quien dedico hoy mis recuerdos.
Yo cursaba el sexto grado de primaria cuando conocí a mi maestra Alma.
Profesora Alma A. Acuña Barrera
Esa
tarde, cuando mi mamá me pregunto qué me
había parecido ella, se la describí así: "¡bella! Es una muchacha guapísima de cabellos negros con unos
ojos grandes que le hacen juego".
—"¡Mm! —dijo mi mamá—, otra vez has andado
leyendo a la Corín Tellado. ¿De dónde
sacaste la Vanidades"?
Pero era cierto, la profe Alma era tal cual yo la había descrito y más… Porque encima de guapa era refrescante. Fíjense que
usando zapatos de tacón alto y delgado subía a toda carrera las escaleras
caracol del colegio. Nosotros, sus alumnas, la seguíamos al mismo paso. ¡Todas la amábamos
por espontánea y alegre!
Y como no iba a serlo, si era una hija de Masaya; la tierra de las flores,
de la música y el baile, pero además, era inteligentísima y con el firme
propósito de prepararse para ser útil a la humanidad.
El señor, Francisco Ernesto Martínez Morales, acucioso
escritor autor del "Álbum Biográfico Masayés" nos cuenta de ella lo siguiente:
«Alma América
Acuña Barrera, nació en la ciudad de Masaya el sábado 1 de diciembre de 1934. Hija del Dr. Francisco Acuña Escobar (biografiado en este libro) y de doña América Barrera Montiel
(biografiada en el Segundo Tomo).
[…] Cursó su secundaria en el Colegio Divina Pastora (actualmente Colegio
Madre del Divino Pastor), en Managua, donde se bachilleró en 1954. Ingresó a la
Universidad Nacional Autónoma en León. Finalizó su internado rotativo en el
Hospital General de Managua en 1962, obteniendo su título de Médico y Cirujano
en 1963. A partir de su boda, en ese año, se le identifica también con el apellido de su esposo. Residente en
pediatría, gineco-obstetricia y otorrinolaringología en el Hospital El Retiro,
finalizando en enero de 1965. Hizo estudios de posgrado en foniatría y
audiología en el Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje, en la Ciudad
de México. También hizo estudios y asistencia en el Servicio de Audiología y
Foniatría en el Hospital General de la Ciudad de México; y asistencia en el
Servicio de Audiología en el Hospital General del Centro Médico Nacional del
Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS)]» (Martínez Morales, 2021,
p. 482-483).
A su
regreso a Nicaragua, el matrimonio Isaba-Acuña, abrió en Managua su clínica en
"CENTRAL DE ESPECIALISTAS" con disciplinas afines a su especialidad,
Otorrinolaringología, Pediatría y Psiquiatría, alcanzando gran prestigio. La
doctora Acuña de Isaba tuvo la oportunidad de tener en dicho centro una pequeña
escuelita para dos grupos de niños: uno con problemas de audición, y otro, con
problemas de lenguaje, ambos atendidos por maestras formadas en el mismo centro
en donde ella estudió.
Además, la doctora Acuña de Isaba se desempeñó como médico audiólogo y foniatra
en la Policlínica Central del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social.
Debe haber sido entonces que mi queridísima ex maestra
atendió a mi hermana María Mercedes, un ángel de persona que tenía problemas
articulatorios del habla.
—"¿Sabes quién está dándole
terapia de habla a la Merceditas?, me
escribió mi mamá. Tu adorada maestra Alma América. ¿Y sabes qué más? ¡Es bella!
¡Nos tiene enamorados a todos!"
Ajá, pensé, cosas de la Corín Tellado, ¿verdad?
—"No lo dudo", le escribí en mi
contestación, "ella es un encanto. Dale un abrazo de mi parte".
Por ese tiempo yo vivía en Sudamérica y aunque regresé
brevemente a Nicaragua, nunca más volví a ver a mi bella maestra. Pero sí, supe de los servicios profesionales que con el amor y entrega
característicos a su manera de ser, ella prestó por muchos años a los nicaragüenses. Y, de sus éxitos obtenidos
gracias a su capacitación constante, como sigue contándonos el escritor, Francisco
Ernesto Martínez Morales: «Ha tenido una capacitación
constante, asistiendo a más de treinta congresos internacionales de audiología,
en América y Europa, desde 1964. Es miembro de la Asociación de Otorrinolaringología
de Nicaragua y presidió el Congreso Centroamericano de Otorrinolaringología, en
1981. Es miembro de la Asociación y Reeducación de la Palabra y del Lenguaje
Oral y Escrito de la Palabra, de París, Francia. Es miembro de la Asociación de
Audiología de México» (Martínez Morales, 2021, p. 483).
Hoy, cuando ella cumple 88 bendecidos años de vida y yo, —detrás de ella como siempre— sumo ya 80, aprovechando la oportunidad que me brinda Facebook,
publico esta reseña en su honor.
Y, si Alma América me lo permite, extiendo el honor a
Masaya, porque pienso que el ambiente donde crecemos influye en la formación de
nuestras metas y en el grado de la tenacidad que desarrollamos para
conseguirla.
Y, también, a la mujer nicaragüense, porque, ¡es un hecho!, cuando una mujer es capaz de mostrar al mundo una trayectoria
ejemplar que eleva su estima —como es el caso de nuestra Dra. Alma América Acuña de Isaba, esa buena reputación automáticamente abarca a
todas sus coterráneas mejorando así la imagen nacional.
Dra. Alma América Acuña de Isaba