Tres ciudadanos ilustres que dieron voz a las expresiones más auténticas del sentir nicaragüense.
“¿Quién causa tanta alegría?” ¡La Concepción de María!
Monseñor Gordiano CarranzaEs
el “grito” que dado por primera vez en León de Nicaragua, originó la más
genuina tradición de nuestro pueblo y se convirtió de manera espontánea en la
consigna de la festividad que hace del 7 de diciembre la noche más bella de
Nicaragua. Y ¿quién dio ese primer grito? La sublime inspiración brotó de la
garganta del párroco del templo de San Felipe, Monseñor Gordiano Carranza,
quien a mediados del siglo XIX —al finalizar el novenario de la Purísima al que
asistían especialmente las Hijas de María— en un arranque de fervor mariano
exclamó: ¿Quién causa tanta alegría?, y la feligresía respondió: ¡La Concepción
de María! Eran tempranas horas de la noche, del 7 de diciembre de 1857. Nacía
así la que el correr del tiempo se convertiría en el santo y seña de la
festividad, la más auténtica manifestación de fervor mariano en nuestra patria,
y en símbolo de nuestra nacionalidad.
Gordiano
Carranza (León, 1830). Hijo de Telésfora Carranza; su condición de hijo
“natural” le impedía vestir los hábitos cuando sintió el llamado sacerdotal,
obstáculo que superó mediante el otorgamiento de una “dispensa” que debía
solicitarse a Roma con autorización del obispo de la Diócesis de Nicaragua.
Al
momento de tomar los hábitos, en 1851, no se encontró su fe de bautismo por lo
cual su madrina, la señorita Rita Flores, hizo declaración jurada de que él
había sido bautizado en la Catedral de León el 9 de mayo de 1832. Firmó esta
reposición el 6 de enero de 1852 el Pbro. Julio Jerez.
El
hecho de poder vestir hábitos siendo hijo “natural” le valió el sobrenombre de
“cura colado”, pero bien supo “colarse” en la historia este legítimo hijo de
San Felipe al haber creado el pareado más armónico y expresivo para venerar a
nuestra Madre —¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!— aquel 7 de
diciembre de 1857 en el templo donde al año siguiente colocó la primera piedra
de la edificación actual.
En
enero de 1855 Mons. Carranza fue nombrado asistente del Pbro. Teodoro Reyes,
quien ejercía la Tenencia de Cura de la ermita de San Felipe y el 19 de enero
de 1857 fue designado Teniente Cura de dicho templo por el Vicario Capitular
don José Herdocia.
La Ermita fue elevada a Parroquia el 1º. de septiembre de 1872, habiéndole correspondido a Carranza el honor de ser su primer párroco y el de haber entronizado la imagen de San Felipe traída de Guatemala en enero de ese mismo año.
Dedicado
al servicio de Dios, de carácter fuerte e intransigente con lo que no se
ajustaba a los cánones eclesiásticos, dejó buen recuerdo entre sus feligreses.
Fundó la primera Asociación de Hijas de María de Nicaragua en 1857. En sus
últimos años quedó ciego. Murió en abril de 1909 y el templo al cual consagró
su vida y su obra cobijó sus restos. En la lápida sobre su tumba se lee:
“Templum cuius fundamenta ieci culmina que coronavi nunc est mi sepulcrum”. 1830-1909
“El templo cuyos cimientos eché y coroné, me sirve ahora de sepultura”.1830-1909
¡Nicaragua de María! ¡María de Nicaragua!
Don César Vivas RojasEs
otro grito de más reciente data, que ha calado hondo en el corazón de todos los
católicos nicaragüenses que hoy corean en las celebraciones marianas, dentro y
fuera de la patria, con el que acostumbraba cerrar sus comentarios radiales, el
recordado maestro de generaciones y brillante periodista que fue don César
Vivas Rojas, la cual adorna la lápida de su sepultura en el Cementerio General
de Managua.
César
Vivas Rojas (Masaya, 1912) desde muy joven empezó a transitar por el camino de
la comunicación social al fundar, con el dueño de la imprenta El Heraldo una
publicación noticiosa y literaria del mismo nombre. Fue profesor en el
Instituto de Varones, y luego en el Colegio Salesiano.
En
1942 se trasladó con su esposa doña Enriqueta Robelo y sus hijos a Managua
donde empezó a trabajar en el diario La Noticia y a escalar posiciones hasta
llegar a ser su director en 1959, cargo que dejó en 1963; dedicó más de sesenta
años de su vida al periodismo escrito, radial y televisivo. Trabajó como
productor, director y presentador de noticieros, analista y comentarista muy
escuchado en varias emisoras capitalinas, entre ellas Radio Continental, Radio
Católica y Radio Corporación. En la década de los ochenta trabajó como redactor
en el diario La Prensa. Y a principios de los años noventa dirigió el diario La
Tribuna de Managua.
Fue
uno de los fundadores y presidente de la Asociación de Reporteros de Managua, y
autor del Anecdotario Nicaragüense 1 y 2 (1970 y 1973). Falleció en Managua el
14 de enero de 1997. Don César fue el padre de Mons. Bosco Vivas Robelo, obispo
de León de abril de 1991 a junio de 2019 (q.e.p.d.); y abuelo de Mons. Rodrigo
Urbina Vivas, ex−rector de la Basílica de la Inmaculada Concepción de El Viejo,
Patrona Nacional, y actualmente párroco de la iglesia de San Juan Bautista de
Sutiaba en León.
Y ¡Viva León, Jodido!
De
linaje beisbolero, que empezó a escucharse en León Santiago de los Caballeros
en las primeras décadas del siglo pasado, posiblemente lanzado al aire por
algún fanático del naciente equipo de los “Melenudos”, grito que inspiró al
recordado compositor Constantino “Tino” López Guerra (Chinandega, 1906) su
famoso corrido que culmina con los versos: León puede ser abatido/ pero nunca
vencido/, ¡Viva León! ¡Jodido!; auténtico grito de orgullo nacional, con el
cual se acostumbra poner fin a las fiestas bailables, que desde 1946 ha dado la
vuelta al mundo en las voces de infinidad de cantantes y grabaciones de
prestigiosos conjuntos musicales.
Devotísimo
de María, en su archifamoso corrido dedicó una estrofa a la Patroncita de León,
y a María de Fátima le imploró en otro canto que apareciera en América Central.
Falleció en 1967, fue sepultado en el Cementerio Occidental de Managua. En el
centenario de su nacimiento trasladaron sus restos al cementerio San Pedro, el 12
de octubre de 2006.
Tres
varones ilustres, tres corazones amantes de la Santísima Virgen, creadores de
felices expresiones, símbolos identitarios de nuestra nacionalidad, tres
nicaragüenses “por gracia de Dios”, frase acuñada por Tino en su canción
“Nicaragua mía”, la cual se ha constituido en carta de presentación de los
nicas.
*La autora es periodista. Este artículo fue publicado en La Prensa, Nicaragua. - 07/12/2017