Queridos amigos, hace poco más de veinte años fui
diagnosticada con Distrofia Muscular, una condición genética que debilita los músculos
del cuerpo. Con el tiempo, las personas afectadas con DM pierden la capacidad
de valerse por sí mismas teniendo que depender totalmente del esfuerzo, la
bondad y el amor de otras personas. Yo estoy en ese punto. Por eso, procuro no
salir de mi casa a menos que sea estrictamente necesario. Afortunadamente, todavía
puedo leer bien y gracias a la tecnología
escribo en mi computador (¿a?) Asi
entretengo mis días y me comunico con ustedes.
Pero que les parece, que para esta Navidad acepté el
enorme reto de ir en un crucero por el Caribe occidental saliendo del puerto de
Tampa, Florida, parando en Key West, Florida un día para luego enrumbar hacia
Cozumel, México.
Una aventura audaz para una persona invalida. El
atrevimiento me lo alimentaba el deseo de que Dan, mi esposo, ángel y victima mío,
mis pies y mis manos ¡mi todo!, disfrutara de unos días de descanso. Y, por
supuesto que también, la ilusión de compartir esos días navideños con mi hija
Ramona, Mark su esposo y sus dos niñas, Cecilia y Abigail, quienes fueron motor
y alma de esas vacaciones. Ellos se encargaron de alquilar el dispositivo médico
necesario de manera que, cuando entré a mi cabina encontré esperándome una grúa
y una cama de hospital igual a las que tengo en el dormitorio de mi casa.
Para entretenerme, llevé conmigo el libro 'Rubén Darío segun un paisano matagalpa' escrito por Eddy Kuhl. Nuestro barco, el Brilliance of the Seas
de la Royal Caribbean zarpó a las 4 de la tarde. Asi pues, armada yo de buena compañía, inició mi gran
aventura de la que les quiero platicar pero voy a tener que hacerlo en varias partes. Abrazos y ¡Feliz Año 2020!