Hace 22 años fui diagnosticada con distrofia muscular, una condición genética que gradualmente va debilitando los músculos del cuerpo hasta inutilizarlos. En esa situación son pocas las actividades que una persona puede llevar a cabo y por consecuencia, también son pocas las distracciones disponibles para entretener la dureza de la vida diaria. Yo estoy ahí, yo tengo autoridad para hablar de eso. Y voy a hacerlo más adelante. Primero, quiero contarles como la pasión por trabajar la palabra escrita me ha ayudado a sobrellevar la desesperación de pasar la mayor parte de mi tiempo clavada en una silla de ruedas.
Yo nací en el seno de una familia de
escritores. Mi padre y sus hermanos fueron poetas. Los hermanos de mi madre,
también. Según me cuentan, yo hice mi primer poema antes de los cinco años de edad. Nosotros
vivíamos en León de Nicaragua y el Cerro
Negro estaba en erupción, sus retumbos aterrorizaban a la población y
una lluvia de arena amenazaba con aplastarnos. Yo reaccioné ante el horror amonestando
al gigante: 'Cerro bandido, que nos asustas con tu rugido/ ¿No te da pena arrojar tanta arena?' decía
aquel mi primer poema.
A los 17 años, escribí una novela, 'Vida
Colegial' que narraba las experiencias vividas por cuatro muchachas nicaragüenses
que seguían sus estudios secundarios (High School) en un colegio de monjas en Nueva Orleans, Estados Unidos. Relatos de juventud, de vidas que comienzan, de quimeras,
de ilusiones. En ese entonces, escribía a mano y con lápiz pues para hacer
cambios había que poder borrar lo escrito anteriormente. Recuerdo los huecos
en el papel a causa de tanto borrar los nombres de los muchachos que le iban
gustando a cada protagonista, que por 'casualidad' correspondían a los nombres
de los muchachos que nos iban gustando a mis amiguitas y a mí.
Esa novela juvenil quedó engavetada cuando
conocí al 'príncipe de mis sueños', me casé con él, formamos una familia y
fuimos felices muchos años.
Durante un buen tiempo la novedad de
emprender el rol de persona adulta, y las responsabilidades implicadas en
llevar un hogar, me mantuvieron alejada
de la escritura, pero a medida que en mi vida se desvanecían las nubes rosadas
fui descubriendo ciertas desigualdades, ciertas injusticias, ciertos desencantos…que
me hicieron volver a escribir.
Esta vez, y, adelantándome a la tendencia
popularizada hoy en día por el sistema Kindle Direct Publishing, publiqué mi
primer libro, '8 caras de Nicaragua' de manera independiente. Era una colección
de ocho cuentos cortos; cada uno de ellos narraba
una anécdota identificable a una situación actual de la Nicaragua de los
70. Mi propósito, como expliqué en el prólogo era publicar 8 caras anualmente y
que su lectura planteara a mis lectores una reflexión.
Sin embargo, ese mi propósito no me fue
posible porque la revolución sandinista que luchaba para derrocar a Anastasio
Somoza hijo, tomó auge y triunfó en 1979.
Después vino la guerra civil que nos hizo huir de Nicaragua para
encontrar refugio en los Estados Unidos.
Mi vida sufre un vuelco. De pronto me
convierto en exiliada. Además, mi matrimonio se derrumba. Recurro a mi vocación
para complementar mis ingresos. En Miami, Florida escribo una columna social en La Prensa
Centroamericana y en el Diario Las Américas. ¡Asi de salvador
puede ser el amor a escribir!
Hoy, mi vocación de escritora me rescata
del tedio y la angustia en las que, como les platicaba anteriormente, me ha
sumido la distrofia muscular, y paso las horas de mis días escribiendo en cuentos cortos trozos de mis recuerdos. Asi, poco a poco empecé el bosquejo de un
libro de mis memorias…un proyecto que me acompañó por años, un proyecto que yo
acaricié con ternura, que se volvió mi fiel compañía y a veces, muchas veces,
mi paño de lágrimas.
Hasta que juzgué que mi libro estaba
preparado para encarar el mundo y me tocó buscarle un lugar adecuado para que
así lo hiciera.
Gracias a Amazon encontré la plataforma perfecta, ¡Kindle Direct
Publishing! y pude compartir con mis hijos, mis nietos, mis familiares, mis
compatriotas, mis amigos y el público en general, parte de mis memorias
recopiladas en mi libro Ahora que vuelvo, madre.
Ahora que vuelvo, madre vio la luz pública en Amazon. Ahí los
espera para contarles anécdotas acaecidas en Nicaragua entre los años cuarenta
del siglo XX al año 2015 del presente
siglo, alusivas al transcurrir de la vida cotidiana en medio de contradicciones
sociales, culturales y económicas, antes y después de 1979 — algunas de ellas
específicamente en León, mi ciudad natal.
¡Gracias,
Amazon Kindle Direct Publishing!