Entre el 25 de abril y el 26 de junio
de 1945, delegados de cincuenta naciones se reunieron en San Francisco,
California con el propósito de estudiar y redactar acuerdos para establecer un
nuevo organismo internacional que velara por la paz del mundo. La escritora
nicaragüense María de la Selva quien en esa época residía en México, publicó en
su columna REALIDAD Y SUEÑOS del 5/19/1945, el agudo artículo que les
comparto. Me maravilla la pluma de María
de la Selva y me impresiona cómo después de tantos años, nuestra búsqueda de la paz continúa igual de
agotadora.
Con orgullo les cuento que María de la
Selva es mi tía porque mi madre y ella eran hermanas.
5/19/1945
LA CRIATURA DE SAN FRANCISCO Por María de la Selva
La conferencia de la Paz en San
Francisco ofrece la angustiosa incertidumbre de no saberse que Paz va a nacer allí. . . Las Naciones Unidas se encuentran en el doloroso trance de dar a luz a una criatura
maravillosa. El mundo entero está pendiente, la criatura puede nacer muerta. . . Haciendo de parteros están los cuatro
grandes, los pequeños acaso tengan que desgarrar su carne para el advenimiento.
Una vez hubo Paz en el mundo. Las
puertas del templo de Jano permanecieron cerradas: "Del seno de la paz de
las naciones nació el Cristo". . .
Las puertas de la Ópera en San Francisco
están ahora abiertas y funcionan sus elevadores ocultos. Al templo de la música
están entrando ahora multitudes: Del seno de la paz de las Naciones Unidas,
puede ahora nacer el Anticristo. . .
La hora es de tragedia. Recordemos
la leyenda de San Jorge y el Dragón: San Jorge debía cuidarse que el dragón no
le salpicase con su sangre, porque entonces se convertiría en una fiera más
temible que el dragón mismo, y en ese caso, era preferible no matar al dragón.
Las Democracias se enfrentaron
hace escasos seis anos al dragón totalitario. Más he aquí que este dragón tiene
cuatro cabezas y apenas han caído dos, bien que la tercera está casi vencida. Con
todo, la cuarta cabeza, la cabeza roja del dragón totalitario está más fuerte
que nunca y con sus rugidos hace temblar al mundo que, debilitado, parece estar
dispuesto a obedecerle. ¡Ay,
si el dragón totalitario logra salpicarnos con su sangre!. . . ¡Estaremos
perdidos! ¡Que no se manchen con la sangre del dragón las manos democráticas
que han de hacer justicia a Polonia, a la India, a los pequeños!
. . . ¡Y que haremos con la Paz si
nace muerta!. . .
¿Podríamos tener fortaleza de espíritu para regar un
rosedal o para leer a un viejo poeta, a George Herbert? . . . Su poema "Peace"
en el que celebra la paz como fruto de labor humilde antes que producto de
triunfos imperiales, debe tener actualidad solemne en estos días trágicos. Dice
así:
"Dulce
Paz ¿dónde
tu habitas?
Humildemente pido me lo digas. Te busqué en secreta caverna, preguntando si allí estaba la Paz, y un viento hueco
pareció responderme: No, búscala en otra parte.
"Asi
lo hice, y advertí, al partir un arco iris. A buen seguro pensé, este es encaje
del manto de la Paz; indagaré. . .
Pero
a medida que miraba, las nubes de inmediato se rompieron y dispersaron.
Fui
luego al jardín en donde espigó una galante flor de Corona Imperial. Seguro,
dije yo, la Paz debe residir en su raíz. Más cuando escarbé, miré que un gusano devoraba lo que tan
bien se mostraba.
Al
fin hallé a un
buen anciano reverendo, quien, cuando le pregunté por la Paz, comenzó así:"Había
un príncipe de antaño, que vivía en Salem y con buen incremento de ganado y granero.
"Dulcemente
vivía, empero la dulzura no le salvó de enemigos su vida. Pero después de su
muerte, surgieron de su fosa doce tallos de trigo; maravillándose de lo cual
hubo quienes tomaron de sus granos para sembrar.
"De
modo que prosperaron extraordinariamente y pronto se dispersaron por toda la
tierra, pues quienes los prueban afirman que poseen virtud, virtud secreta, que
da paz y alegría ahuyentando el pecado.
"Toma
de este grano, que en mi huerto crece, y que crece para tí; haz pan de él; y
aquel reposo y paz que en toda parte tan anhelosamente persigues, hallarás que
solo aquí se encuentra."
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